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Marcar la diferencia, como método para obtener mayor rentabilidad

09, May, 2016

By Borja Prim

La diferenciación se ha convertido en una nueva estrategia para la industria hotelera para obtener mayores beneficios y una ventaja competitiva. the hotel factory marca cómo reconocer si la diferenciación es buena para su compañía.

Que el hotel es sólo el lugar al que acudir para dormir hace tiempo que dejó de ser lo que buscan los clientes, y se ha hecho patente la necesidad de ofrecer una oferta más completa, creando así una experiencia que pueda ser recordada.

A la vista de todos está que la industria hotelera ha cambiado muchísimo en los últimos años, y más que va a cambiar, y uno de los aspectos que más influencia ha tenido en dicho cambio, ha sido,es y será la tendencia a la diferenciación. Frente a un exceso de oferta del mercado, la diferenciación es la única alternativa posible para asegurarse la demanda.

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Replicar el tradicional hotel vacacional de “sol y playa”, con oferta masiva de todo incluido y basado en un pobre interiorismo y sin apenas ambientación, ha dejado de ser el camino escogido en la aventura que supone abrir un nuevo hotel, sobre todo en destinos muy maduros y con competidores muy consolidados.

Además, y persiguiendo ese objetivo de diferenciación, las reformas hoteleras han dejado de ser meras “inversiones necesarias para mantener el hotel” o simples “lavados de cara”, para convertirse, en algunas ocasiones, en verdaderas obras de arte, merecedoras incluso de premios de arquitectura e interiorismo. Un proyecto de reforma ha de ser proyectado como una oportunidad para diferenciarse y mejorar la reputación del hotel, y no como una odisea de gastos y penurias.

La diferenciación ha de ser entendida como una estrategia más en la industria hotelera, que en ocasiones podrá ser utilizada y en otras no, es decir, no ha de ser contemplada como una utopía, ya que, en ocasiones, puede que suceda que no resulte rentable o ventajosa. Como en todo en la vida, cuanto más capital y esfuerzo se destine a la inversión en diferenciación, mayor será la notoriedad que pueda alcanzar el activo a diferenciar; por el contrario, si lo que se pretende es invertir lo mínimo, puede que los cambios a realizar, terminen por no ser apreciados por el potencial cliente.

Abrir un hotel en una antigua prisión, en un zoo,una iglesia o una plaza de toros, o construir hoteles con materiales tales como corcho, sal o hielo, son los casos más “radicales” de diferenciación, que, en la mayoría de casos, requieren una gran inversión y tienen un período de recuperación de dicha inversión más largo, dado que suele tratarse de hoteles con un número de habitaciones reducido.

Pero no es necesario recurrir a estos extremos para perseguir la ansiada diferenciación. Especializarse en un segmento concreto, deportivo por ejemplo, decorar el hotel con un interiorismo a la altura de una galería de arte, la tematización del hotel o incluir las nuevas tecnologías en los procesos más básicos del hotel, son algunos de los ejemplos de diferenciación que, con una inversión “asequible”, permiten obtener ventajas competitivas frente al resto de hoteles del mismo destino.

Para terminar, no hay que descuidar que la diferenciación va cogida de la mano con la tendencia, cada vez más vital en la industria turística, de la personalización del servicio, teniendo como objetivo el lograr desarrollar una oferta lo más flexible y adaptada a las pautas de consumo y necesidades de cada cliente, y por tanto, conseguir unos niveles de satisfacción superiores. Para ello, y con el fin de dar con las estrategias de diferenciación adecuadas para cada tipo de hotel, el verdadero paradigma de la diferenciación reside en tratar de conocer los gustos y preferencias de los clientes, para lograr satisfacerlos en su máxima medida.